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lunes, 6 de enero de 2014

Más malo que Guardajumo

Juan Nicolás Ochoa
Ilustración realizada por Francisco Maduro.
Imagen cortesía de venezuelatuya.com

En Venezuela existe la expresión: ...más malo que Guardajumo, o bien, ...éste es peor que Guardajumo. Con el deterioro de la cultura nacional y el abandono del habla tradicional venezolana, la expresión ha caído en desuso. Pocos la aplican a pesar de su valor histórico y de lo bien que suena para calificar a quien así lo merece; porque no a todos los malos se les puede aplicar con propiedad. Se requieren, pues, ciertas condiciones y grados de maldad para ser honrado como un Guardajumo redivivo. La historia nacional está repleta de personajes torvos y malos, pero no todos ellos se hacen acreedores a ese dudoso honor. 

Guardajumo (también se le conoce como Guardahumo o Guardajumos) fue un personaje histórico que se hizo famoso por sus fechorías por los llanos de Venezuela, en los años que precedieron el colapso del sistema colonial. ¿Quién era este famoso bandolero? El Diccionario de Historia de Venezuela (Fundación Polar, Caracas, 1997), usando una extraña y parca redacción, nos lo presenta con nombre y apellido: 
Ochoa, Juan Nicolás (San Felipe 1767 - Calabozo 1802)
Bandolero de la región de los llanos de Guárico conocido con el apodo de Guardajumo o Guardahumo, que pasó a ser en el lenguaje popular sinónimo de maldad. Indígena, su madre lo llevó muy pequeño al hato de Vicente Rodríguez donde se crió; luego se avecinó en la Misión de Nuestra Señora de los Ángeles. A fines del siglo XVIII, se generaliza la presencia de bandoleros en los llanos, que no sólo roban ganado, sino que asaltan casas y hatos, acometen y hieren a las personas, violan y roban a las mujeres. Uno de estos malhechores fue Juan Nicolás Ochoa, mejor conocido como Guardajumo, quien actuó en los llanos de Guárico desde 1786. Capitaneaba un grupo de indios, vivían de la caza, pesca y robo de ganado, movilizándose continuamente, lo que impedía su captura, además que nadie se atrevía a denunciarlo por el temor que infundía y creer que tenía pactos con el demonio. Su detención se produjo en Guariquito en octubre de 1798 donde fue sorprendido. Trasladado a la villa de Calabozo, se le inició proceso el 3 de noviembre, y culminó 4 años más tarde con una sentencia a muerte en la horca, que se llevó a cabo en la plaza de la villa de Calabozo.

¡Qué pobreza! Por otros lados he leído cosas más interesantes sobre este famoso cuatrero. Veamos qué nos dice el filólogo Ángel Rosemblat cuando toca el tema Más malo que Guardajumo (Buenas y malas palabras, Vol II, Edime, Madrid, 1982). Su artículo es más completo e interesante:

Gracias a Manuel Landaeta Rosales y a Arístides Rojas, conocemos su triste historia. Guardajumo era el apodo de un indio guamo llamado Nicolás Chepegüire, que había nacido hacia 1780 en la misión de Nuestra Señora de los Ángeles, al sur de Calabozo (en una Real Provisión del 1° de abril de 1800, conservada en el Archivo General, figura con el nombre de Juan Nicolás Ochoa, "alias Guarda Humo"). Desde niño robaba cuanto podía y lo vendía a los muchachos. Estuvo preso varias veces, y en la prisión, que es una gran escuela, perfeccionó sus conocimientos. Ya adulto, cometió una serie de crímenes horrendos, y hacia el año 1800 era jefe de una banda infernal, que asaltaba los hatos, robaba ganado, asesinaba a los viajeros y tenía bajo terror a toda la comarca de Calabozo y los Llanos de Aragua y Barcelona. Conocedor de la sabana, de las matas y chaparrales, aparecía y desaparecía como por encantamiento. Y por eso, y por su ferocidad, adquirió fama demoníaca.

Más adelante, Rosenblat aporta un dato surgido de la tradición nacional, que involucra a dos jóvenes que luego figurarían en bandos opuestos durante la Guerra de Independencia:

Se cuenta que en una ocasión asaltó una caravana que llevaba mercancías desde el puerto de Güiria hasta el Guárico. Y tuvo que vérselas con dos comerciantes que después iban a transfigurarse con la guerra de independencia: José Tomás Rodríguez, el célebre Boves, y Jacinto Lara, el famoso general Lara que acompañó a Bolívar hasta el Perú. Guardajumo, herido, tuvo que huir. Cuatro de los suyos quedaron muertos.Bueno, ¿Qué hacían estos dos muchachos viniendo desde Güiria? Tal vez contrabandeaban productos ingleses desde Trinidad.... José Tomás tenía antecedentes en Puerto Cabello. ¿Serían socios? Boves conocía a muchos futuros héroes de la independencia, como el general Pedro Zaraza, el Taita Cordillera... a quien se atribuye el lanzazo que mató a Boves en Urica (diciembre de 1814), aunque fuentes realistas apuntan a uno de los suyos, tal vez el isleño Francisco Tomás Morales (1781-1845). Zaraza nunca alardeó del hecho y Morales fue el gran beneficiario.

Aquí tenemos a dos personajes famosos: José Tomás Rodríguez Boves, el terrible astur, (más malo que Guardajumo, según la opinión de la mayoría de los venezolanos), que asoló Venezuela en el Año Terrible de 1813-1814, y el caroreño Jacinto Lara, el Ulises de América, quien para la fecha del encuentro con el indio Ochoa comerciaba con ganado entre Barinas y Caracas, y 1810 se uniría a las filas independentistas. Su condición de héroe de la independencia ha hecho que se olvide la degollina cometida contra 22 misioneros capuchinos en Caruachi (1817) en la que se vio involucrado mientras era Comandante Militar de las Misiones del Caroní. Un hecho confuso, gracias al cual el Imperio Británico pudo arrebatarle luego a Venezuela 160.000 kilómetros cuadrados. Pero el tema no es la cuestión de límites con Guyana, sino la maldad de Guardajumo.

Don Ángel nos completa la información sobre el legendario bandido:

Su tío Chepe Gune o Chepe Güire, bandolero también, lo denunció a las autoridades. Guardajumo fue preso y condenado a la horca. Pero no hubo en Calabozo verdugo que se atreviese con él, pues había asegurado que tenía medios para que la cuerda no le tocase el cuello, y que se escaparía de la horca. Un verdugo traído expresamente de Caracas, donde sin duda los había muy buenos, le ajustó la cuerda en la Plaza de las Mercedes de Calabozo, el 24 de mayo de 1802. La gente, congregada alrededor, esperaba que apareciese el demonio a libertarlo o a buscar su alma. Por lo visto Dios, que es más poderoso que el demonio, quiso que muriese. Su cabeza permaneció varios días clavada en una estaca, para ejemplo y escarmiento. Una Real Provisión del 27 de octubre de 1804 ordenó al Subdelegado de la Real Hacienda de Calabozo el pago de los costos causados por la ejecución de la sentencia.

Seguro que el Tío Chepe quería ajustar cuentas con el sobrinito ¿Cuánto le habrán pagado? Tal vez se dio por satisfecho al ver con la lengua afuera a la competencia, y de paso mostraba su lealtad a la Corona; para algo le serviría.La fama de malo de Guardajumo pronto pasó al habla popular y su apodo a usarse como calificativo. Tenemos, por ejemplo, el caso del subteniente don Manuel Antonio Landaeta, natural y vecino de Valencia, a quien en 1812 se le siguió un juicio de infidencia por haber sido uno de los reos que habían mantenido hasta el último momento las banderas de la insurrección y no perdía las esperanzas de que ésta reviviese. Uno de los testigos declaró que Landaeta era también conocido por el nombre de Guardahumo... ¿Qué tal? De allí saltó la la literatura, en la que, finalmente, pasó a ser un personaje de la novelaBoves, el urogallo, de Francisco Herrera Luque, obra sobre la que comentaremos mañana.

A fines del siglo XVIII - agrega Ángel Rosenblat-, los Llanos atravesaban un período de crisis, y como consecuencia cundió el bandolerismo. Los dueños de los hatos tenían a veces que hacerse justicia por sí mismos. Calabozo vivía aislado, unido a Caracas por un inseguro camino de recuas. Humboldt, que pasó por allá en marzo de 1800, dice: "Los hatos de ganado han sufrido considerablemente en estos últimos tiempos de las gavillas de bandoleros que recorren las estepas matando animales únicamente con el fin de vender su piel. Este bandolerismo ha aumentado desde que se ha hecho más floreciente el comercio con el Bajo Orinoco". Era la época de Guardajumo.

Eso es lo que sucede cuando las autoridades no se ocupan del bienestar del pueblo, ni de su seguridad, sino que lo que buscan es mantenerse en el poder. Las autoridades coloniales, que eran capaces de arrancar de raíz cualquier revuelta, se mostraban incapaces de perseguir a las gavillas de bandoleros, o mejorar las condiciones de vida de la población; aún teniendo cerca el ejemplo de Haití. ¿A quiénes culpar? ¿A los cuatreros? ¿A los mantuanos? Debe servir de reflexión a cualquier gobernante. Doce años después del ajusticiamiento de Guardajumo, Venezuela ardía por los cuatro costados, habían desaparecido el régimen colonial, la Primera República y tambaleaba la Segunda. Venezuela ya no sería la misma.

Cortesía de http://lecturas-yantares-placeres.blogspot.com/

1 comentario:

  1. A propósito del Bicentenario de la Batalla de Urica
    FUE ZARAZA QUIEN MATÓ A BOVES ensartaos
    Por Víctor Belis
    victorbelis37@gmail.com
    0414-2483325
    http://ensartaos.com.ve/2014/12/15/articulo/41659

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